Educación ambiental critica y la construcción de ecociudadanía
Actualmente nos enfrentamos a diversos problemas ambientales que están
causando problemas a nuestra sociedad, como es el caso de la calidad del aire
en las ciudades la cual tiene como consecuencia problemas respiratorios y esto a
permitido que virus como el covid-19 sean tan agresivos con nuestro sistema
inmunológico, ya que nuestras condiciones de salud no son óptimas debido a la
contaminación, es por esto que la educación ambiental busca concientizar a las
personas del cuidado del medio ambiente, pero esto está especialmente enfocado
en el futuro de la humanidad que son los niños y jóvenes que son los
directamente responsables que deberán afrontar estos y más problemas
climáticos, ambientales y biológicos que las acciones del ser humano han dejado
en los últimos 200 años desde que fue
descubierto los combustibles fósiles como el petróleo y carbón que son grandes
contaminadores del ambiente al igual que las sustancias químicas derivadas.
De tal forma que la educación
ambiental se ocupa de promover cambios individualistas, como el reciclaje o el
control del uso del agua en el hogar, que se dice que no son prácticas menos
relevantes, pero que tiene en sí mismo muy poco poder emancipador, precisamente
por el aspecto ideológico que revelan, por esta razón la Organización de las
naciones unidas nos dicen lo siguiente:
La
enseñanza, incluso la enseñanza formal, la conciencia pública y la capacitación
debe reconocerse como un proceso mediante el cual los seres humanos y las
sociedades pueden desarrollar plenamente sus potencialidades. [...] Tanto la
enseñanza formal como la informal son indispensables para cambiar la actitud de
las personas para que puedan evaluar y abordar los problemas de desarrollo
sostenible. La enseñanza también es fundamental para impartir conciencia
ambiental y ética, valores y actitudes, técnicas y comportamientos en línea con
el desarrollo sostenible y para fomentar la participación pública efectiva en
la toma de decisiones. Para ser efectiva, la educación ambiental y de desarrollo
debe abordar la dinámica del desarrollo físico / biológico y socioeconómico y
el desarrollo humano (que puede incluir lo espiritual), debe integrarse en
todas las disciplinas y emplear métodos medios formales e informales y medios
efectivos de comunicación
(Necesitamos
hablar de esto: educación ambiental crítica y enseñanza del derecho en Brasil,
pag, 112).
Por tal motivo la educación
ambiental debe estar consagrada desde la perspectiva del poder público y
propósito fundamental de la educación escolar, que debe estar guiada como un
proceso de comportamiento, basado en principios ecológicos, en la
sensibilización y en una relación de afecto con la naturaleza, en este sentido,
se puede ver que la aptitud conservacionista en la cual se adopta una
preocupación centrada en el individuo y en los cambios que este individuo puede
hacer, por lo tanto, va en la línea que anteriormente se ha señalado por la ONU
y, por lo tanto, se reduce a un potencial transformador de la realidad de cada
individuo.
En este sentido es necesario
de una Educación Ambiental crítica, emancipadora y transformadora. Crítica
porque no acepta las verdades que nos imponen como absolutas y definitivas, ya
que en un mundo donde el ser humano y su conocimiento está en permanente
construcción y cambio, de tal manera que no hay verdades permanentes, pero las
verdades siempre se producen de acuerdo con el contexto histórico y la
tradición en que operamos. Desde esta mirada es necesario crear una
red de significados y sentidos sobre los cuales se construye la educación
ambiental, con el objeto de crear puentes o espacios entre los campos distintos
pero complementarios, tales como el ambiental, el científico, el político, el
económico, el filosófico y el escolar, entre otros, de esta manera los agentes
que hacen parte del campo ambiental (educadores, científicos, políticos,
empresarios, economistas, intelectuales, activistas, etc.) reconozcan como un
espacio abierto, con fronteras flexibles y dinámicas, en el cual existen
instrumentos de lucha, que pueden promover soluciones a distintas problemáticas
sociales.
Por otro lado, la educación ambiental no puede estar
aislada de la dinámica social contemporánea, que está caracterizada por
diversos movimientos sociales de indignación y la emergencia progresiva de una
ciudadanía cada vez más consciente de los lazos entre las realidades sociales y
ecológicas y que reivindica una democracia renovada para favorecer el bien
común, el “vivir bien”. En esta dimensión política de la educación ambiental a
través de las propuestas formales, la literatura académica y las prácticas nos
conduce también a reconocer la importancia de su contribución al desarrollo de
lo que se podría llamar una ecociudadanía.
La educación ambiental al señalar la
importancia de promover políticas públicas adecuadas para estimular y apoyar
iniciativas de formación y aprendizaje ciudadana, al identificar los aspectos
esenciales del desarrollo de competencias políticas en el seno de la población,
dando origen a una dimensión política que no puede ser considerada sin aclarar
sus lazos estrechos con la dimensión ética y con la dimensión crítica de la
educación ambiental, orientándola hacia el desarrollo de una ecociudadanía, ya
que al integrarse, pedagógica y curricularmente, las nociones de ambiente y
educación ambiental del currículo formal, de los objetivos transversales e
incluso, de los movimientos sociales ecologistas o ambientalistas no indígenas,
con la concepción del territorio y de la naturaleza, se construya una nueva
perspectiva fundada en la interculturalidad, en el encuentro y diálogo de
ciencias y saberes diversos, dentro de unas visiones sociales de un mundo
distinto.
De acuerdo con García, Helio, 2013, donde nos
dice que; Es interesante notar cómo la interculturalidad y la sustentabilidad,
como campos de problematización, se consideran mutuamente o “dialogan” en
muchas de las propuestas de educación superior intercultural actuales. Así
mismo, las propuestas basadas en el conocimiento y las tradiciones de los
pueblos indígenas o mestizos sin idealizarlos contribuyen a dar significado y
viabilidad a otras perspectivas de la sustentabilidad, lo que en principio nos
advierte de no tener que hablar de una “sustentabilidad universal”, sino
reconocer que debería hablarse de la “sustentabilidad culturalmente diferenciada”
(pag, 162).
Dado que en la
cotidianidad de la práctica escolar que se construyen o anulan los espacios de
interculturalidad, se problematiza la manera en que los educadores buscamos construir
alternativas. De tal manera, que la construcción intersubjetiva basada en el
reconocimiento y valoración de la diversidad de los educandos se constituye en
la posibilidad real de vivir la interculturalidad en las aulas.
De tal modo que la educación para la
interculturalidad tiene como reto fundamental colaborar en la construcción de
un nuevo orden social, la búsqueda de la justicia y la equidad, el mejoramiento
del ambiente humano, la conformación de nuevas formas de convivencia e
intercambio que permitan a todos los grupos sociales que habitan en un
territorio ejerciendo sus derechos en condiciones de mayor equidad, así como
construir y reconstruir las identidades culturales a partir de los elementos
que dan sentido y dirección a lo que cada grupo humano considera prioritario.
Conclusión
Se ha hablado mucho sobre la importancia de la educación ambiental en el ámbito de cambiar la actitud que el hombre tiene con el medioambiente al castigarlo día a día con desperdicios depositados en el agua, tala de árboles, quema de basura, uso de químicos venenosos, producción de plásticos y demás materiales no biodegradables, el uso de materiales desechables, la producción de basura electrónica entre otras cosas. Sin embargo y a pesar de muchos esfuerzos no se ha logrado revertir este comportamiento y las escuelas no han logrado transmitir la importancia de ser un organismo vivo y formar parte de un ambiente que ya no puede seguirse contaminando. Es por ello que se deben plantear estrategias para educar a los niños desde sus casas y a partir de la educación preescolar para conocer de manera integral que es lo que el ambiente representa para cada uno y cuál es el papel que como individuos jugamos dentro del mismo.
La
educación para la interculturalidad debe orientar el desarrollo simbólico sobre
nuevas bases éticas y filosóficas, mismas que deben inducir un cambio de
racionalidad social y en definitiva ambiental, que permita superar aquellas
relaciones de poder que discriminan a unas culturas por otras, y replantear los
problemas identitarios como oportunidades y riesgos de la convivencia en la
diversidad que permitan flexibilizar la educación ambiental para lograr
solucionar problemas medio ambientales.
REFERENCIAS
Alcaraz González, I. C. (2013). Manual monitor de educación ambiental. Editorial CEP, S.L. https://elibro.net/es/ereader/uniminuto/50648?page=102
Grohs F, S., Alves P, V. y Pereira S, M. (2019). Necesitamos hablar de esto: educación ambiental crítica y enseñanza del derecho en Brasil. Plumilla Educativa, 24(2), 109-126. DOI 10.30554/p.e.2.3577.2019. Recuperado de: http://oaji.net/articles/2019/5027-1572455438.pdf
García, Helio. (2013). LA EDUCACIÓN AMBIENTAL CON ENFOQUE INTERCULTURAL. ATISBOS LATINOAMERICANOS. Recuperado de: https://www.researchgate.net/publication/304516299_La_educacion_ambiental_con_enfoque_intercultural_Atisbos_latinoamericanos
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